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Silla Oficina
Igual que las gafas de vista, la silla de oficina se ha convertido en un instrumento esencial. Pasamos tantas horas sentados que nuestra espalda es la que más sufre. El problema es que no somos conscientes que la espalda tiene como eje central la columna vertebral. Y todas nuestras articulaciones están vinculadas entre ellas a través de la misma. Tener fastidiada la columna se traduce en jaqueca o migraña, por ejemplo.
Solución al dolor de espalda
Una silla oficina ergonómica es el primer paso para acabar con el dolor de espalda. La vida laboral sedentaria exige dotarse de una buena silla de oficina. Esto quiere decir que debes tener una silla que se adapte a la anatomía de tu cuerpo. Debe ser tu segunda piel, cuidándote y evitando todo malestar.
Sentarse bien
Una vez ya dispones de la silla tienes que aprender a sentarte bien. Es cierto que llevas toda la vida sentándote, pero es probable que no estés cuidando tu espalda. ¿Cruzas las piernas cuándo te sientas? ¿Doblas la espalda para apoyar los codos sobre la mesa?
En estas imágenes aparecen posturas que no deben realizarse. Cada vez que te sientes así estás haciéndote daño. ¿Por qué sucede esto? Porque seguramente no tienes una silla con mecanismos de regulación. ¿Para qué sirven esos mecanismos? Para adaptar la silla a la forma de tu espalda, a la longitud de tus piernas, a la medida de tus brazos. En la silla apoyamos nuestro cuerpo, dejando caer todo el peso en la espalda. Esa presión es la que acaba generando todos los males que sufrimos.
Silla ergonómica
La silla oficina ergonómica permite regular no sólo la altura, sino también la inclinación del respaldo. Esta regulación tiene que realizarse de forma coordinada, es el llamado mecanismo sincro. Además debe disponer de un sistema de regulación de la profundidad del asiento. Lo mismo cabe decir respecto a los brazos. Éstos deben ser regulables, como mínimo en altura. ¿Por qué? Para adaptar correctamente la silla a la mesa oficina.